martes, 25 de marzo de 2014

"Abrir los brazos"

Esta imagen tiene fines educativos y evangelizadores, en caso de reproducción con 
valor monetario, favor llegar a acuerdo con el autor.
“Inmediatamente el Espíritu lo levantó hacia el desierto, donde pasó cuarenta días” (Mc 1, 12- 13)
Cuando el corazón habita en el desierto, quisiéramos recordar estas palabras de amor “voy a seducirla, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Os 2, 16)… sin caminos, en soledad, sin alimento y en medio de voces interiores sólo queda ABRIR TUS BRAZOS.
En esta imagen Jesús abre los suyos: nos
 enseña que por encima de ellos hay algo más inmenso que la sequedad que tocan los pies; abrir los brazos es destapar el alma a lo que es imposible de ver con los ojos, es poner el corazón por delante de las manos y sus grandes esfuerzos; es dejarse amar abrazando las sorpresas, experiencias y locuras de la vida.
Un hombre, los abre en el desierto, en la montaña y en la cruz, para abrazar con pasión su humanidad, pues no se avergüenza jamás de ella invitándonos con ternura a que ninguno de nosotros lo haga tampoco.
Cuando sientas que te llevan al desierto, suelta todo, y con las manos vacías cierra tus ojos, abre tus brazos, y cuando el viento sople en tu rostro y te abrace trayendo sólo arena, empúñala, suspira, y oye la voz que te dice: “te he formado de ella”.

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